La importancia de la disciplina: una reflexión desde México hacia el arte y la cultura.
- La importancia de la disciplina: una reflexión desde México hacia el arte y la cultura
- El poder del fan y la falta de profesionalismo
- La experiencia y la reflexión
La importancia de la disciplina: una reflexión desde México hacia el arte y la cultura
En su reciente gira, incluyó a México como una de las paradas principales, despertando gran entusiasmo entre sus jóvenes fans, deseosos de verlo en vivo. Sin embargo, esta experiencia también dejó reflexiones importantes sobre la organización y los contrastes culturales.
La disciplina es una virtud que, más allá de la puntualidad, abre puertas y conecta fronteras. Un ejemplo claro es Miku, un cantante japonés que, a través de su dedicación a la música, logró crear un puente cultural entre Japón y Latinoamérica.
México y Japón son culturas casi opuestas. Mientras que los mexicanos destacan por su pasión y espontaneidad, Japón se caracteriza por su orden y puntualidad. Este choque cultural, combinado con la falta de planeación por parte de los organizadores del evento, resultó en retrasos, descontento y caos.
La inexperiencia en la organización llevó a los asistentes a vivir situaciones que reflejan problemas más profundos en nuestra cultura: la falta de respeto al tiempo y la poca previsión de escenarios que afectan tanto a las familias como a los involucrados en el evento.
Un ejemplo claro es el contraste entre la eficiencia del tren bala japonés y el sistema de transporte en la CDMX. Mientras que ambos sistemas tienen el potencial de ser eficientes, la falta de disciplina y cultura cívica en México genera retrasos y pérdidas económicas.

Estas carencias se reflejan en eventos como este, donde un retraso de horas afecta no solo a los fans, sino también a sus familias, que deben preocuparse por la seguridad y el tiempo en un país con desafíos evidentes en ese ámbito.
El poder del fan y la falta de profesionalismo

A pesar de los retos, la pasión de los fans mexicanos es un motor que impulsa el éxito de estos eventos. Sin embargo, esta pasión no debería ser excusa para justificar la falta de profesionalismo. Durante el evento, algunos miembros del staff organizador se burlaban de los retrasos y de los fans, minimizando el esfuerzo del artista.
Este tipo de actitudes no solo refleja una falta de respeto, sino que también evidencia la necesidad de un cambio cultural hacia la disciplina y el compromiso.
En contraste, el esfuerzo de Miku por hablar español y conectar con su audiencia demuestra lo que la dedicación y el respeto por otras culturas pueden lograr. Momentos como este nos recuerdan que el arte tiene el poder de unir, pero también subrayan la importancia de que México no solo mire hacia el arte extranjero, sino que adopte y fomente poco a poco la disciplina como parte de su propia cultura.
La experiencia y la reflexión
A pesar de los inconvenientes, la experiencia del evento tuvo momentos memorables. La energía de los fans mexicanos, coreando canciones en japonés y expresando su cariño al artista, es un ejemplo del corazón cálido y receptivo que caracteriza a nuestro país.
Sin embargo, también deja lecciones importantes: el tiempo y la organización son recursos valiosos que debemos aprender a valorar, tanto por respeto a nosotros mismos como a quienes compartimos nuestras experiencias.
La pasión mexicana puede superar muchos obstáculos, pero es hora de que canalicemos esa pasión a través de la disciplina. Solo así podremos crecer como sociedad y ofrecer experiencias que no solo sean emocionantes, sino también dignas de orgullo. Como mexicanos, debemos aprender del orden y el respeto al tiempo que otras culturas nos muestran, integrándolos a nuestra vida diaria.
Porque al final, la verdadera riqueza cultural no solo radica en abrazar lo nuevo y exótico, sino en enriquecer nuestra propia esencia con valores que construyan un mejor futuro.
“México debe no solo mirar al arte, sino agregar a su propia cultura, poco a poco, la disciplina para lograr mejores experiencias.”